lo dieron a conocer el director general, Jacques Diouf, y su representante de políticas de la FAO para América Latina y el Caribe, Fernando Soto, en diálogo con este diario desde Panamá, sede de la reunión (ver entrevista).
En la 31 conferencia regional del organismo, que agrupa a 33 países, Diouf señaló ayer la necesidad de revertir las tendencias de inversiones en el sector agropecuario para responder a la demanda de alimentos de la población.
El funcionario principal de la FAO consideró la posibilidad de movilizar más recursos hacia esa actividad. Al respecto, recordó que “si no hay inversiones, no hay desarrollo”, pues se requieren infraestructuras, semillas, fertilizantes, entre otros insumos.
Las estadísticas revelan que existe entre el 70 y 80% de pobres en zonas rurales, en tanto la agricultura recibe sólo del 3 al 4% de los presupuestos nacionales.
Al evaluar el escenario global, Diouf aseguró que se apreció una disminución de los recursos dirigidos al sector como consecuencia de diversos factores, entre ellos, la crisis económica internacional.
La crisis económica, que comenzó en diciembre de 2007, anuló los avances registrados entre 1995 y 2006, cuando el número de personas desnutridas se redujo a 45 millones, indicó el organismo.
Otro problema en la región es el aumento de la inseguridad alimentaria en el Caribe, donde se pasó de 7’5 a 7’6 millones de hambrientos producto de las catástrofes naturales y el alza de los precios.
Uno de los países más golpeados por la crisis alimentaria es Haití. El organismo de las Naciones Unidas confirmó que la reconstrucción de ese sector en Haití costará 800 millones de dólares, tras el devastador terremoto del 12 de enero, por lo que el director de la FAO agregó que los desastres naturales y las sequías e inundaciones en Centroamérica, Sudamérica y el Caribe agudizaron la situación.
En una exposición anterior, Diouf expresó que para “una región cuya producción de alimentos cubre las necesidades alimentarias del conjunto de su población y que, además, exporta cantidades no desdeñables de excedentes a otras partes del mundo, se trata de una paradoja”.
“El problema del hambre en América Latina no es un problema de producción de los alimentos, sino del acceso a ellos, ya que en su conjunto la región produce más alimentos de los que necesita”, complementó Fernando Soto.
La FAO consideró que los países deben incrementar su producción agraria y pesquera, centrándose en la producción agrícola familiar en la que se facilite el acceso de los pequeños productores a la tecnología, a las semillas mejoradas y a los créditos bancarios para sufragar los costos de la cosecha.
“Cuando hablamos de acabar con el hambre y la pobreza, estamos hablando de un objetivo de desarrollo humano en el que la gente es autónoma y puede satisfacer sus necesidades y ahí entra la agricultura familiar”, manifestó Juan Carlos García, coordinador del proyecto América Latina y el Caribe sin Hambre, de la FAO.
La FAO presentó detalles sobre el desarrollo agrícola en América Latina y el Caribe en el período 2008-2009, señalando que la agricultura y los bosques contribuyeron con un promedio del 5% al Producto Interno Bruto (PIB) de la región en 2008. Observó el incremento registrado en sectores como el de cultivos, que en 2008 produjo 185 millones de toneladas de cereales, lo que significó un aumento del 3,3% con respecto al año anterior, mientras que la acuicultura, desde 1995, aumentó su participación en la producción regional del 2 al 10%.
En la 31 conferencia regional del organismo, que agrupa a 33 países, Diouf señaló ayer la necesidad de revertir las tendencias de inversiones en el sector agropecuario para responder a la demanda de alimentos de la población.
El funcionario principal de la FAO consideró la posibilidad de movilizar más recursos hacia esa actividad. Al respecto, recordó que “si no hay inversiones, no hay desarrollo”, pues se requieren infraestructuras, semillas, fertilizantes, entre otros insumos.
Las estadísticas revelan que existe entre el 70 y 80% de pobres en zonas rurales, en tanto la agricultura recibe sólo del 3 al 4% de los presupuestos nacionales.
Al evaluar el escenario global, Diouf aseguró que se apreció una disminución de los recursos dirigidos al sector como consecuencia de diversos factores, entre ellos, la crisis económica internacional.
La crisis económica, que comenzó en diciembre de 2007, anuló los avances registrados entre 1995 y 2006, cuando el número de personas desnutridas se redujo a 45 millones, indicó el organismo.
Otro problema en la región es el aumento de la inseguridad alimentaria en el Caribe, donde se pasó de 7’5 a 7’6 millones de hambrientos producto de las catástrofes naturales y el alza de los precios.
Uno de los países más golpeados por la crisis alimentaria es Haití. El organismo de las Naciones Unidas confirmó que la reconstrucción de ese sector en Haití costará 800 millones de dólares, tras el devastador terremoto del 12 de enero, por lo que el director de la FAO agregó que los desastres naturales y las sequías e inundaciones en Centroamérica, Sudamérica y el Caribe agudizaron la situación.
En una exposición anterior, Diouf expresó que para “una región cuya producción de alimentos cubre las necesidades alimentarias del conjunto de su población y que, además, exporta cantidades no desdeñables de excedentes a otras partes del mundo, se trata de una paradoja”.
“El problema del hambre en América Latina no es un problema de producción de los alimentos, sino del acceso a ellos, ya que en su conjunto la región produce más alimentos de los que necesita”, complementó Fernando Soto.
La FAO consideró que los países deben incrementar su producción agraria y pesquera, centrándose en la producción agrícola familiar en la que se facilite el acceso de los pequeños productores a la tecnología, a las semillas mejoradas y a los créditos bancarios para sufragar los costos de la cosecha.
“Cuando hablamos de acabar con el hambre y la pobreza, estamos hablando de un objetivo de desarrollo humano en el que la gente es autónoma y puede satisfacer sus necesidades y ahí entra la agricultura familiar”, manifestó Juan Carlos García, coordinador del proyecto América Latina y el Caribe sin Hambre, de la FAO.
La FAO presentó detalles sobre el desarrollo agrícola en América Latina y el Caribe en el período 2008-2009, señalando que la agricultura y los bosques contribuyeron con un promedio del 5% al Producto Interno Bruto (PIB) de la región en 2008. Observó el incremento registrado en sectores como el de cultivos, que en 2008 produjo 185 millones de toneladas de cereales, lo que significó un aumento del 3,3% con respecto al año anterior, mientras que la acuicultura, desde 1995, aumentó su participación en la producción regional del 2 al 10%.
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